SEXO Y PODER - Sin censura

Cultural
Exposición de Robert Mapplethorpe (1946-1989) |Sin censura
Desnudos, sobriedad y porno
Fernando García (desde Buenos Aires)

EL NOMBRE del fotógrafo Robert Mapplethorpe está directamente asociado a la bohemia artística de Nueva York, el jet set de los coleccionistas con su estela millonaria y, claro, la cultura gay y el padecimiento del SIDA, que también mató al artista a fines de los años ochenta. Hijo de un matrimonio católico de ascendencia irlandesa, Robert fue el tercero de seis hermanos y se crió en Queens, ese suburbio que es un crisol de la revolución migratoria que los Estados Unidos pusieron en marcha en el siglo XVIII. "Vengo de un suburbio americano: un buen lugar desde donde irse", dijo alguna vez. Acaso esa certeza defina su vocación de fisgón apenas corrido del centro de la escena pero con la suficiente distancia como para definir un retrato de la vida que se le escurría alrededor.

Desde la magnífica toma de la enclenque Patti Smith que terminó siendo la tapa del álbum Horses (Mapplethorpe supo mostrar ahí cuanto de Keith Richards había en esa mujer huesuda), a los estetizados músculos de la físico-culturista Lisa Lyon, Mapplethorpe plasma un relato de la cultura estadounidense a partir del cuerpo. Rehabilita al desnudo como género y es capaz de poner al erotismo en al abismo del porno para rescatarlo con una lección maestra de sobriedad. Todo eso es lo que se ve en la muestra "Eros and Order" que trae la obra del fotógrafo por primera vez al Río de la Plata.

En el bar del Museo Malba de Buenos Aires, Anne Tucker, curadora de la muestra y experta en fotografía del Museo de Bellas Artes de Houston, manifiesta una grata sorpresa por la repercusión de la inauguración en el Río de la Plata y cuenta una pequeña pero reveladora historia. "Le gustaría saber que uno de sus compradores habituales de Nueva York vino especialmente a la inauguración y hablábamos de los ojos de Mapplethorpe en uno de los autorretratos. El decía que una de las últimas veces que vio a Mapplethorpe vio esa mirada. Y que esa mirada decía que Robert no quería morir, quería vivir. Intentó todo, pero no pudo ser".
SUBCULTURA Y CELEBRIDADES.

-¿Por qué Mapplethorpe era radicalmente nuevo?

-Trabajar en un estudio y hacer composiciones perfectas, mejorar en cada copia, bueno, eso era muy tradicional para un fotógrafo. Pero lo radical fue llevar esas herramientas a un campo para nada aceptable. Mi ejemplo favorito para explicar esto es la foto del hombre en el traje de cuero. Mapplethorpe hace que el cuero se vuelva sutil con esos reflejos de luz en el fondo. Crea una tensión donde uno es atraído por la belleza, la perfección de la copia y a la vez, mentalmente, uno se siente rechazado por el tema de la foto. Por otro lado está su documentación de personajes de los 70 y 80. A partir de un pedido del museo Whitney fotografió a muchos pintores y escultores que estaban vivos. Luego se hizo un libro. Algunos de estos retratos eran de gente que él conocía, como Carolina Herrera o Patti Smith; otros fueron hechos a pedido para este libro y algunas revistas. Entonces, por un lado estaba fotografiando a una subcultura, y por otro estaba fotografiando a todo este mundo de celebridades, un mundo muy chic por cierto, a veces de gente con mucho dinero, otras no tanto, pero lo importante es que ponía a todos en el mismo plano. Esto es lo novedoso, que los trataba igual y que en sus muestras todas las fotos estaban colgadas al mismo nivel. Esto marca una diferencia. También, a medida que su carrera avanzaba, Mapplethorpe se desvió cada vez más de sus predecesores. En los retratos aísla a los fotografiados de su entorno, no da ninguna pista de su existencia real: solo existen en la fotografía. Me recuerda un poco a ese isotipo de Batman flotando en el espacio; así se ve, por ejemplo, el retrato de Roy Cohn. Ese retrato es la cara del mal, una foto perfecta. Este tipo había sido la mano derecha de McCarthy y en los 70 se reconvirtió en un voraz abogado de estrellas en vías de divorcio. Un tipo nefasto. Por otro lado tenemos las flores, tan encantandoras y tradicionales. Es una mezcla realmente interesante.

-¿Qué buscaba Mapplethorpe en esas flores? ¿Era su veta más amable, comercial?

-Más que comercial, yo diría que tenía un ojo muy bien entrenado para lo bello. Coleccionaba muebles de estilo, objetos de vidrio y cerámicas finas; siempre lo veías muy bien vestido. Al principio era el pendenciero de cuero negro y después el dandy de traje italiano pero siempre impecable. Así que las flores me parecen una continuidad en eso.

-Usted lo conoció personalmente. ¿Qué impresión le causó?

-Tuve la mayor sorpresa cuando vi que era de trato muy suave. Muy tranquilo, casi tímido. Las dos situaciones fueron en inauguraciones en galerías y lo que recuerdo es que no era alguien que se situaba en el centro de la escena, había que buscarlo. Pero, por otro lado, si estaba decidido a conocer a alguien no había nada que se interpusiera. Era ambicioso y sabía ejercer un rol de personaje pero cuando se despojaba de eso era una persona más bien tímida.

-¿Fue un autodidacta?

-Sí. Nunca tuvo un maestro y aprendió todo experimentando con la máquina Polaroid durante cinco años. Luego conoció a Sam Wagstaff (curador, amante y mecenas de Robert) quien se supone que le regaló la cámara Hasselblad. Sam era un hombre muy seductor que venía de una familia rica, alguien con una inteligencia casi dañina, capaz de hacerte sentir estúpido si no le caías bien. John McKendry, que era curador del Metropolitan, también fue una influencia para él. No sabemos si tuvo relaciones con Mapplethorpe, hay mucha especulación al respecto, pero en esa época estaba en pareja con una mujer hermosa con la que daban todo tipo de fiestas para los artistas de Nueva York. McKendry le abrió a Robert la colección del Metropolitan. Y allí pudo ver las mejores obras de Stiglitz y Nadar en muy buenas copias. Sí, era un autodidacta pero también educó la mirada accediendo a la colección del Metropolitan. A Mapplethorpe lo llevaron de la mano dos pioneros del coleccionismo fotográfico. Sam Wagstaff compraba las fotos que le gustaban a los fotógrafos que hoy admiramos como pioneros o artistas. Cuando yo empecé a hacer curaduría de fotografía eso era lo excitante. Sobre algunos autores no había información pero comprábamos las fotos porque las suponíamos valiosas. Todo esto dejó una huella importante en Robert, aunque uno sabe cuando está delante de un Mapplethorpe.

SEXO Y PODER.

-¿Cómo definiría exactamente un "Mapplethorpe"?

-Por el aislamiento progresivo del objeto fotografiado: sobre fondo blanco, luego gris y después a uno directamente negro. Las figuras quedan aisladas en esa negrura. A veces hay una cualidad de suspensión en sus fotos, no hay contexto, no hay mundo, el objeto se recrea en los límites del marco.
-Como si dijera `este es todo el espacio que tenemos`.

-Exacto. Este es todo el espacio. Algo de eso tiene que ver con el poder, con ejercer el control. Como sabemos, en la sexualidad el poder es todo un tema, el poder está por detrás de sus fotos más eróticas.

-¿Diría que Mapplethorpe sodomiza al modelo cuando dispara la cámara?

-Creo que (Tucker se toma unos segundos para seguir), creo que en ese momento, en el momento del click, eres suyo. Pero por otro lado yo recuerdo como una gran experiencia haber sido fotografiada por Irving Penn y en las dos horas que llevó la foto también fui suya. Fui fotografiada por otros y no recuerdo que haya sido tan dramático. Pero con Penn, Avedon y ciertamente con Mapplethorpe, sí es un retrato pero también es su arte, es de ellos.

-¿Pero no cree que dada la carga sexual que tiene el trabajo de Mapplethorpe hay algo más acerca del poder?

-Sí, creo que en el caso de Mapplethorpe hay una especie de agresión. Una de las primeras fotografías suyas que adquirí para el Museo de Houston fue la de la sandía atravesada por un cuchillo. Pero nunca, hasta que la ví colgada, entendí el peso metafórico de esa imagen: la sandía como una hembra llena de semillas y el cuchillo, bueno, atacando ese vientre. Lo mismo con las flores, que aparecen en diálogo con esa sensualidad andrógina de sus retratos.

-En la serialización de víctimas del SIDA, ¿Mapplethorpe no montó un bello funeral para su generación?

-Nunca lo había pensado así. Tendría que ver hacia atrás para constatarlo. Sam fue diagnosticado antes que Mapplethorpe y murió en 1987. Pero es una idea muy interesante, me gustaría pensarla un poco más. Ahora que lo sugiere recuerdo que mis amigos gays visitaban mucho una capilla en Houston llamada "Rothko Chapel". Allí se celebraron la mayor parte de los funerales gays y eso sucedía porque no pertenecía a ningún culto. Mapplethorpe vivía rodeado de flores y es muy posible que la ornamentación de esos funerales haya influido en esta serie.

-Pero sí es seguro que fueron una salida comercial…

-Cierto, las flores de Mapplethorpe se vendían bien. La foto más cara de Robert es el retrato de Warhol que se subastó en 600 mil dólares. Algunas de las flores llegaron a venderse en 200 o 300 mil dólares. Es mucho dinero para una fotografía.

-Mientras vivía, ¿tenía mercado?

-Estaba empezando a vender muy bien con muestras y libros en todo el mundo. Cuando murió solo tenía 42 años y estaba en su apogeo, empezaba a ser un artista muy productivo.

-¿Se puede advertir en sus fotografías de la última época la marca de la enfermedad?

-Diría que sólo veo eso en los autorretratos. Y nada más en ninguna de las fotos de 1988 que es el último año completo de su trabajo y eso es porque él veía hacia adelante, no estaba pensando en su muerte. ¿Sabe una cosa? Robert no creyó que se moría hasta un día antes de su muerte, estaba convencido de que iba a sobrevivir. No creo que la enfermedad haya cambiado la forma en que hacía sus fotos. Quizás haya alterado el ritmo de trabajo sabiendo que tenía poco tiempo, y más sabiendo lo ambicioso que era. En el libro que Patti Smith acaba de publicar sobre la amistad entre ellos (Just Kids) se refiere que Mapplethorpe tuvo una gran ambición desde el principio. Desde el principio pensaba en cómo hacer para ser famoso, eso estuvo siempre.

-¿Eso no lo convertiría en uno de los primeros grandes artistas pos Warhol?

-Es interesante ver como Mapplethorpe, Cindy Sherman y otros artistas llegaron todos juntos al sistema del arte. El arte que se exhibía en la época que ellos llegaron era el de performance y el conceptual. Lo moderno en fotografía en 1970 se llamaba "New Documentary", una clase de fotografía callejera y agresiva, por ejemplo la de Diane Arbus. Luego, la exhibición "New Photographics" de 1975 con Robert Adams a la cabeza. Y Robert no se parecía a ninguno de ellos aunque sabía qué estaban haciendo, tuvo que verlos a todos porque era inteligente y curioso y sabía que esa era la dirección que la crítica aplaudía. Y sin embargo decidió ir en otra dirección, totalmente contraria. Warhol fue un mentor, no quizás de una manera activa pero sí manifestando su admiración. Y creo que a Mapplethorpe lo que realmente le fascinaba de Warhol era su estilo de vida, admiraba lo que se había montado en The Factory. Por eso creo que él transformó a la subcultura S&M (sadomasoquista) en su propia The Factory.

NUEVA YORK Y EL ORGULLO GAY.

-Si bien no hay contexto urbano, en las fotos de Mapplethorpe parece como si hubiera armado un ensayo de Nueva York en rostros, un relato. ¿Qué historia nos cuenta de Nueva York?

-Bueno, es, en todo caso, una mirada bastante sesgada de Nueva York. Hay una mezcla de la clase alta o mejor dicho de la élite (y no sólo económica sino élite de las artes, la moda, el espectáculo) y de las subculturas, el S&M por ejemplo. Hay también mucha gente que él paraba en la calle porque le interesaba y se los llevaba al estudio. Es el caso de muchos de su modelos negros, por ejemplo. Así pasó con Carolina Herrera. Yo no sé si nos dice tanto sobre Nueva York. Pero aún así esa no fue la intención de Mapplethorpe. Sus fotos expresan arquetipos antes que individuos.

-Por otro lado su iconografía mezcla la obsesión por el cuerpo perfecto, que empezó a fines de los 70 y explotó en los 80, con la fragilidad del SIDA. Son fotos de cuerpos ideales que se estaban pudriendo por dentro.

-Eso es interesante. Pero ninguno sabía lo que estaba pasando, nadie entendía cómo el virus se estaba propagando entre ellos. Tuve un amigo que se suicidó porque no le diagnosticaban nada y se estaba muriendo en vida. Fue todo tan rápido y nadie daba respuestas.

-Quizás nos dejó esos retratos esculturales para eternizar a los cuerpos como monumentos clásicos.

-Es interesante ver cómo pasaron las cosas. En 1969 fue la primera vez que los gays se levantaron contra la policía en un bar y literalmente los echaron del lugar. Fue cuando dijeron `basta de ser el chico golpeado` y empezó la historia del Orgullo Gay y demás. Robert estaba en la Universidad en ese momento y si bien no había asumido su homosexualidad se hacía preguntas. En 1970 conoció a Patti Smith y fueron amantes por un corto tiempo hasta que se mudó a San Francisco y tuvo sus primeras experiencias gay. Entonces, al mismo tiempo que los gay por fin se plantaban con firmeza en la sociedad, empezaba a circular el virus entre ellos. Es algo tremendo: estar orgulloso por primera vez en tu vida y al mismo tiempo volverte un paria dentro de la comunidad. Volviendo a la pregunta, ciertamente Robert se sentía atraído por esos cuerpos masculinos pero también era capaz de admirarlos como esculturas de mármol clásicas. Por eso fotografió tanto a la físico-culturista Lisa Lyon, por ejemplo. Él amaba lo bello, fuera una escultura, una flor o la cara de una mujer. Esto lo lleva permanentemente a objetivar el cuerpo. Y esto fue bastante controversial. Por ejemplo lo que pasó con Glenn Ligon que hizo un libro tomando el de Robert sobre desnudos negros y simplemente rompió las páginas y escribió textos contra el uso de los negros como objeto por Mapplethorpe. Hubo controversia por su trabajo con los negros, y sigue habiéndola porque sus muestras son inconvenientes para niños.

-En ese sentido, ¿cómo cree que Mapplethorpe logra saltar la distancia entre erotismo y pornografía que en algunas fotos es casi borrosa?

-Hay algunas fotos en las que el límite es muy angosto pero la mayoría de las veces lo que consigue Mapplethorpe es una cualidad de frialdad respecto de lo que fotografía. Una especie de contención en la forma en que compone las imágenes que evita que se vean eróticas en el sentido más pornográfico. Creo que es más perturbador cuando menos apela a la genitalidad, por ejemplo. ¿Sabe cuál es la foto que la gente menos soporta?

-No.

-Aquella de la pareja S&M que está sentada en el living room con toda su parafernalia de cuero negro y demás. Y es porque ese podría ser el living de cualquier familia normal. No están haciendo nada pero a la gente le da miedo esa posibilidad. Reconozco que hay fotos que son difíciles aún para mí pero eso tiene que ver con que no soporto que alguien le inflija dolor a otro, esa idea no entra en mi cabeza. Eso es lo que me perturba y no tiene que ver con el sexo sino con la violencia en el cuerpo.

-¿Fue censurado Mapplethorpe en Estados Unidos?

-Por supuesto. Hasta hubo un juicio. Y un senador que rompió en pedazos un libro de Robert en el Congreso en 1989. Recién había muerto y se había organizado una muestra para presentar el libro El modelo perfecto en una gira por todo el país. El show empezó en el museo Whitney y no hubo ningún problema pero, claro, eso es Nueva York. Luego fue a Washington y ahí estalló el problema con este senador. Entonces se movió del museo a una galería privada donde fue un éxito con colas de una manzana para ver las fotos. De allí fue a Cincinatti y el director del museo tuvo que renunciar aunque el jurado terminó reconociendo que las fotos no eran pornográficas.

-¿Alguna vez explicó por qué trabajaba sobre todo en blanco y negro?

-La verdad es que no. Mi sensación es que era un elemento que agregaba más abstracción a sus retratos. Fuera de contexto, de cualquier elemento que hable de lugar o época y, finalmente, de color.
La perfección de la forma

Victoria Verlichak (desde Buenos Aires)

LA REACCIÓN POSITIVA ante la muestra del fotógrafo norteamericano Robert Mapplethorpe "Eros and order", que incluye osadas imágenes homoeróticas y sadomasoquistas, habla más de la sociedad y de la prensa porteña actual que del artista, que falleció de SIDA en Boston a los 42 años - en 1989- y que realizó su obra más polémica a fines de los años 70. ¿Alguien hubiera imaginado años atrás al diario La Nación publicando en sus páginas sociales una foto de la curadora Anne Tucker ante el claro retrato de la gran escultora Louise Bourgeois (que acaba de fallecer) quien, con una sonrisa pícara, lleva debajo del brazo una gran escultura propia que representa un pene y testículos?

Desplegada en Malba-Fundación Costantini y curada por Tucker (curadora de fotografía del Museum of Fine Arts de Houston, Estados Unidos), la muestra exhibe una selección de 130 fotografías producidas entre 1975 y 1988, provenientes de la Fundación Mapplethorpe de Nueva York que el propio artista instituyó al saberse pronto a morir.

Aspiración al clasicismo. La primera retrospectiva en Argentina del provocador fotógrafo está integrada por sus series de naturalezas muertas con sensuales flores, desnudos de hombres y mujeres, retratos de artistas y celebridades, además de sus registros de aspectos de la comunidad homosexual y la subcultura sadomasoquista de los años 70, que le dieron tanta notoriedad.

Con la inclusión de la serie X de fotos agresivas parecería que el título de la muestra fuera una contradicción de términos ya que el erotismo se presume volcánico e irracional. Sin embargo, el título se sostiene; todo en sus composiciones es control y precisión. No existe descontrol alguno tampoco en las imágenes más que chocantes, aquellas que, por ejemplo, incluyen una profusión de cuerpos y detalles anatómicos sometidos a un juego violento pero consentido, con correajes y cadenas, máscaras y disfraces, cuchillos, látigos y otros complementos sadomasoquistas.

En la búsqueda de la perfección de la forma, ningún tema prevalece sobre otro y, siguiendo la manera de trabajar de Mapplethorpe -que fue capaz de buscar la belleza aún en la sordidez- Tucker eligió mezclar las series, en una excelente decisión curatorial . De modo que, en la intención de alejar cualquier fantasma de segregación, conviven las fotos explícitamente sexuales con otras de temas más convencionales, que son mayoría. Igualmente, para no herir la sensibilidad de aquellos que puedan considerar obsceno cierto material, en un sector se advierte al público que se exhiben las imágenes controvertidas que Mapplethorpe realizaba para sensibilizar a los espectadores sobre la peripecia homosexual. El artista encuentra belleza tanto en una tetilla como en una flor, en los órganos sexuales masculinos como en un racimo de uvas. Variadas y trabajadas hasta la perfección, las fotos sobresalen por sus méritos artísticos, por su refinada técnica e impecable iluminación.

En las imágenes de cuerpos desnudos, en su mayoría fragmentos, pareciera que el artista aspira al clasicismo. En estas obras la exquisita proporción de los cuerpos que se intuye remiten a Leonardo Da Vinci. En una suerte de discriminación al revés, es notable la predilección del artista por retratar bellos cuerpos de hombres negros que, según él, lo erotizaban y le gustaban cómo quedaban en las copias blanco y negro. Los perfectos torsos, los idealizados cuerpos que captura, dejando muchas veces las cabezas fuera del cuadro, aparecen en composiciones que rescatan a las esculturas de la antigüedad clásica. En los últimos años y a instancias de su galerista (Robert Miller de Nueva York), Mapplethorpe incluso fotografió tallas de mármol como Apolo, Mercurio, Hermes, Demonio italiano, Torso de mujer.

Amigos y celebridades. El tema del cuerpo en el arte le interesó desde siempre. Estudiante de pintura, dibujo y escultura en el Pratt Institute de Brooklyn, Mapplethorpe comenzó utilizando la fotografía como una herramienta más dentro de su propuesta artística que, tras un breve paso por la pintura, se inició con una multiplicidad de collages. Joven y sin plata, la Polaroid resultó el perfecto vehículo para decir lo que quería. Así, solía mezclar sus autorretratos de desnudos, que tomaba con la Polaroid, con imágenes de esculturas renacentistas que sacaba de libros y revistas. Su primera muestra con las Polaroids fue en 1973.

Su encuentro con el curador y coleccionista norteamericano Sam Wagstaff le cambió la vida y la manera de producir su obra, ya que fue éste quien en 1975 le regaló una cámara Hasselblad de formato medio con la que se dedicó a retratar a su círculo de amigos y conocidos, artistas, músicos, estrellas del porno y personajes que frecuentaban la escena alternativa de Nueva York. Además de mentor y benefactor, Wagstaff fue compañero de vida y falleció dos años antes que el artista.

Nacido en Nueva York en 1946, el artista fue criado como católico y llevó a su fotografía el contrapunto entre santos y demonios con el que creció. "En mis fotos dispongo los objetos a modo de pequeños altares", señaló el artista quien, en 1984, realizó una poderosa imagen de una cruz minimalista. En contraste, se interesó por la figura del demonio que captó en algunas esculturas, en tatuajes. Mapplethorpe se retrató a sí mismo con cuernitos y también con un látigo saliéndole de la cola (sí, mostrando toda su anatomía) a la manera de un desagradable diablo, en una foto igualmente desapacible.

Del mismo origen religioso que Andy Warhol, Mapplethorpe compartió con el artista pop -que lo influyó decisivamente- su ambición, su olfato para las buenas conexiones, su gusto por las celebridades. El retrato que le realizó a Warhol lo muestra a éste con una iluminación que le brinda un aura de santidad, aquí aparece tan piadoso como recatadas se muestran la princesa Gloria von Thurn und Taxis y la coleccionista Doris Saatchi con sus miradas bajas.

Los retratos de amigos y celebridades se hallan entre las fotos más perceptivas. En 1986, el Whitney Museum le encargó que tomase fotos de diversos artistas de Nueva York. Pero ya antes había retratado a la escritora Susan Sontag, la fotógrafa Annie Leibovitz, la artista Cindy Sherman, el entonces físico-culturista (y ahora gobernador de California) Arnold Schwarzenegger, el escritor William Burroughs, las diseñadoras Paloma Picasso y Carolina Herrera, la escultora Louisa Nevelson, los pintores Brice Marden y Francesco Clemente, el actor Donald Sutherland, entre otros.

Primera entre sus pares, figura su gran amiga y amante Patti Smith, la poetisa y rockera con la que convivió en el mítico Chelsea Hotel cuando ambos eran pobres, jóvenes y con ganas de triunfar en la dura "gran manzana". Icónicas, las imágenes de Smith -desnuda casi enroscada junto a un radiador, andrógina con pantalones y tiradores- revelan una conmovedora fragilidad, soledad y sensibilidad.